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viernes, 19 abril, 2024
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Un hombre con creatividad y liderazgo

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Por: PATRICIA FRAUSTO ORTÍZ •

Esta breve semblanza es en reconocimiento a la memoria de Manuel Alvarez Dávila sobre los hechos más significativos que marcaron la historia de la vida de este personaje que, aunque nacido en la comunidad de Valencia, Nieves, del municipio de Francisco R. Murguía, Zacatecas, a toda ley fue considerado un destacado guadalupense, hijo adoptivo muy conocido, sobre todo en el medio artesanal.

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Nacido el 15 de enero de 1944 fue el segundo de seis hijos del matrimonio de la señora María Isabel Dávila Gamillo y el señor Francisco Alvarez Martínez. Sus hermanos fueron Socorro, Rosalío, Francisco, Rosario y Rita. Desde muy temprana edad se manifiesta como una persona activa, emprendedora y trabajadora; característica que a lo largo de su vida fueron naturales en él. Siempre preocupado por apoyar al compañero, al amigo, a su familiares, y sobre todo a sus hijos. Hombre tenaz, que convirtió en realidad todos los objetivos que se propuso. Sus primeros estudios los llevó a cabo en el Internado de Guadalupe, Zacatecas.

Tiempo después contrajo matrimonio con María Guadalupe Ruelas Aguilera, oriunda del municipio de Miguel Auza. De dicho matrimonio fueron concebidos seis hijos, cuatro hombres y dos mujeres: Fernando, Alejandro, Ricardo, Guadalupe, Mauricio y María Isabel, dándoles amor, principios y educación. Don Fer, como le llamaban sus amigos, junto con su esposa, brindó a sus hijos la posibilidad de estudiar y ser profesionistas, que en la actualidad ejercen con responsabilidad.

En el año de 1987 se asoció con Enrique Gallegos e incursionaron en el proyecto de la fabricación de artesanía e intensificaron la comercialización de su producción. Gallegos le enseñó la técnica de resina, en la que don Fernando alcanzó muy buen nivel y dominio. Sus obras más recurrentes fueron creaciones en resina donde se evocaban motivos del centro de la ciudad de Zacatecas, tales como la rinconada de Catedral, el cerro de La Bufa, así como el convento de guadalupe. Sus nichos de venta principales fueron en Zacatecas y Plateros.

En su taller llegó a tener más de veinte trabajadores. Posteriormente el señor Alvarez se independizó; por su cuenta impulsó la exposición a mayor escala de la artesanía propia y la de sus compañeros artesanos del municipio. Su penetración comercial llegó hasta la Unión Americana, donde logró entrar a las ciudades de Las Vegas, Los Angeles y Dallas. Es evidente que don Fer vio la necesidad de prepararse para enfrentar en mejores condiciones el desarrollo de su actividad en un mundo global, de competencia por la calidad en el campo de las artesanías.

De sus participaciones en el mundo de las artesanías sobresalen eventos como el de 1994 en Voces nos llegan de los Municipios, Tercera Muestra Artesanal Campesina; en junio de 1995 en el Foro Regional de Consulta Popular de la Actividad; en julio de este mismo año asistió al Foro de Consulta Popular sobre la Actividad Artesanal en la ciudad de México; en junio de 1997 en el seminario Migración Características Recientes y Perspectivas; en marzo de 2005 en la 13 Semana Cultural de Guadalupe y en septiembre del mismo año en el Pabellón Artesanal Fenaza 2005; en julio de 2006 en el evento Artesanías de Resina Moldeada, en Acapulco Guerrero; en 2007 en el corredor artesanal de la Feria Regional Guadalupe, 2007; para marzo de 2008 en la Primera Expoventa en el marco de la Semana Cultural de Tacoaleche.

En 1999 obtuvo dos nombramientos como Huésped Distinguido, uno otorgado por el Club de Leones a nivel Nacional y el otro en la 54 Convención Nacional por la presidenta municipal de Chihuahua, por la calidad de sus productos en Resina Moldeada y por su participación y Cultivo de la Cultura Popular en septiembre de 2003.

Hombre incansable, luchó contra su enfermedad hasta los últimos momentos, sin abandonar su tradicional sentido del humor. Falleció el día 17 de abril de 2010 en la ciudad de Zacatecas, Dejó su taller y técnica como herencia a su tercer hijo Ricardo o Richard, como él le llamaba. Días antes de su muerte, escribió una carta a cada uno de sus hijos y seres queridos, de quienes se despide de manera personal. En palabras textuales de sus hijos: El legado que nos dejó fue el de jamás darse por vencido. Hay que insistir las veces que sea necesario para lograr nuestros sueños y objetivos, que la honradez y la lealtad son elementos primordiales en la vida profesional.

Para finalizar, queremos compartir con todos los lectores, un poema del escritor Whitcomb Riley al que él hizo mención en las referidas cartas:

“No puedo decir; y no diré que él ha muerto. Sólo está lejos.

Con una alegre sonrisa, y una señal de la mano, se ha aventurado en una tierra desconocida.

Y nos deja soñando cuán justas sus necesidades deben ser puesto que permanecer ahí.

Y tú, oh, tú, que anhelas con intensidad la pisada de los viejos tiempos y el alegre regreso.

Piensa en él gozando, tan querido en el amor de ahí como el amor de aquí; piensa en él igual que siempre, yo digo: no está muerto, ¡sólo está lejos! ■

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