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viernes, 19 abril, 2024
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Por: LUCÍA MEDINA SUÁREZ DEL REAL •

El 8 de septiembre respiraba dignidad mientras algunos amigos me manifestaban su pesar por estar obligados a ser parte del día del culto al rey, que este año además, estuvo aderezado con una respuesta policiaca -y no política- a los manifestantes que intentaron hacer llegar su mensaje al informe del gobernador. A la salud de ellos, vaya un poco de lo que yo vivía en la ciudad de México mientras burros y caballos violaban el derecho al libre tránsito de los que nadie ve y nadie oye aquí en mi tierra.

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Aquel domingo en el cruce de Juárez y Balderas en el evento en defensa del petróleo me reencontré con la familia, con los que me hacen creer que Lennon tenía razón: “I’m a dreamer, but I’m not the only one”. Y no, no es que hubiera uniformidad en las ideas, quizá ni siquiera en las más básicas. Es más bien encontrar otros conscientes de estar en el mismo barco, es fundirse con los que les gusta llamarse comunidad, con los que como yo, necesitan saber que no están solos. Es cantar con el puño en alto creyendo que es verdad eso de que “un soldado en cada hijo te dio” y que el himno nacional no se hizo sólo para partidos de la selección de futbol.

El templete estaba lleno, treinta y dos presidentes estatales del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) estaban ahí; también diputados, senadores, Elena Poniatowska, Carlos Payán, Pedro Miguel y otros intelectuales. Al micrófono, Damián Alcazar comenzó disculpándose “Soy actor, no sé hablar, pero sé pensar, sé sentir, por eso vengo a defender lo que es nuestro, de nuestros hijos y nietos”.

Luego los versos: “Quiero que me conteste diputado, senador o político brillante… /¿Quién es quién se lleva el oro y la plata? / Porque se queda el suelo envenenado, /y los mantos acuíferos sin agua. / “Sabe: no vemos nunca esa riqueza, / sólo queda el despojo de nuestros pueblos, / la enfermedad, el hambre, la pobreza, /mientras que sordo, ciego y mudo, ante este robo, /usted levanta el dedo como un bobo”.

Después habló Claudia Sheinbaum, premio Nobel de la paz (junto a otros diez investigadores de la UNAM que pertenecen a un equipo de la ONU galardonado). Empezó saludando la digna lucha de los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).

Luego explicó a grandes rasgos la reforma y cómo ésta dejaría en manos privadas la extracción, refinación, almacenamiento, transporte y comercialización de petróleos y sus derivados.

Desmintió los argumentos del oficialismo: dijo que era Estados Unidos y no México quienes necesitaban aumentar la producción petrolera, y que decir que los mexicanos eran incapaces de generar la tecnología necesaria para Pemex era una falta de respeto para la UNAM, el Instituto Politécnico Nacional, para el Instituto del petróleo y para las universidades de los estados que desarrollan a los mejores ingenieros de Pemex y del mundo.

Sheinbaum recordó también las palabras de don Jesús Silva Herzog: “…un pueblo no conquista su libertad pidiéndola por favor, si no luchando con decisión, constancia y valentía. (…) Aquí estamos hoy como hemos estado ayer y como estaremos mañana para defender los legítimos derechos de México.”.

Sheinbaum resumió “Aquí estamos dando la lucha por la independencia económico de México”, y pidió a los presentes que ese “aquí estamos” resonara en una voz como compromiso con los héroes de la independencia, con Juárez y su gabinete liberal, con los revolucionarios de 1910, con el general Lázaro Cárdenas, con nuestros hijos y nuestros nietos. La calle vibró y lo gritó: “aquí estamos”.

Después Martí Batres presidente nacional de Morena, explicó que a partir de la expropiación del petróleo y hasta 1981, México creció más de seis puntos cada año. Y cómo, a partir del neoliberalismo y las privatizaciones, la economía mexicana se estancó.

En esos treinta años según sintetizó Martí se privatizaron: “empresas automotrices, alimenticias, de telefonía, fertilizantes, café, tabaco, tortilla… Se privatizaron ingenios azucareros, televisoras, radiodifusoras, cines, teatros, bancos, puertos, aeropuertos, aerolíneas, carreteras, siderúrgicas, minas, ferrocarriles, servicios de mensajería, comunicación satelital, petroquímica básica y hasta la generación eléctrica.”

El resultado según Batres es que “Medio millón de mexicanos se va a Estados Unidos cada año. 75 por ciento de los jóvenes no puede entrar a la universidad. 60 por ciento de los mexicanos no tiene seguridad social. Dos de cada tres adultos mayores no tienen pensión. 61 por ciento trabaja en la economía informal. El salario perdió el 79 por ciento de su poder adquisitivo. 96 millones de mexicanos viven en pobreza o en carencia”

Y para quienes creen que la pérdida de Pemex en nada les afecta explicó: “Sin petróleo no habrá presupuesto. Con las ganancias del petróleo se pagan los salarios de los maestros, los sueldos de los doctores del Seguro Social, las pensiones de los jubilados del ISSSTE, los libros de texto gratuito, la construcción de escuelas, hospitales, caminos, tomas de agua, banquetas, calles, alumbrado…”

Finalmente la estrategia, Andrés Manuel López Obrador anunció asambleas informativas en todo el país el 15 de septiembre; una semana después, una marcha del Angel de la independencia al zócalo del Distrito Federal, esto el 22 de septiembre, cuando esperan que se haya olvidado el tema, cuando el fervor nacionalista anual septembrino esté por concluir.

Que hagan sus apuestas, ya lo dijimos ¡Aquí estamos!

@luciamedinas

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