Nuestra cultura como individuos, como políticos, como dirigentes y como sociedad, dejan mucho que desear en ocasiones; nuestro pueblo rico en tradiciones, historia y recursos naturales ha sido manipulado históricamente mediante elementos de control que domésticamente hemos aceptado como la religión, la política y los medios de comunicación. Es tal nuestra decadencia que por ejemplo, en la década de los ochenta y noventa, nuestros padres y abuelos disfrutaban de un programa dominical en el que figuraban los artistas del momento, en vivo y en directo; ahora en 2013 tenemos que conformarnos con parodias de imitadores que compiten en ridiculizar y parecerse precisamente, a aquellos que un día gozaron de éxito y popularidad, tenemos pues, copias piratas en el medio del espectáculo. Las novelas por su parte, aquellas que mal educan a no pocas amas de casa, muestran atléticos cuerpos tanto femeninos como masculinos, con historias de infidelidad, violencia familiar, abandono y pobreza que deviene en fortuna ante la aparición del príncipe azul, aquel que todavía esperan las chicas en edad de merecer. Es tal la osadía de las televisoras manipulantes que utilizan a niños y niñas que, estresados como adultos, se esmeran por ganar concursos en medio de historias lamentables, inverosímiles y con el apoyo lagrimal de las conductoras que incluso, han explotado al extremo la dicha de ser madre. En el ámbito económico, las y los mexicanos nos hemos dado el lujo de desdeñar empresas nefastas para la economía mexicana que de pronto y por arte de magia, han generado una inconmensurable riqueza para pocas manos privatizadoras de números rojos, tan rojos como los del petróleo y la energía eléctrica. Qué decir de la minería, aquella que pudiera generar una gran riqueza para los pueblos pero que generosamente se obsequia a capitales extranjeros mediante concesiones otorgadas a modo y con apego a una Ley Minera amigable con la contaminación ambiental y el desequilibrio ecológico. En lo tocante a la democracia, hemos aprendido a prostituirla a más no poder y con el poder; los partidos políticos han hecho de ella un negocio familiar y los políticos, enseñan a los jóvenes como llegar y permanecer en el presupuesto público a través de la traición, el chapulinismo y el engaño; la alternancia política solamente nos ha servido para mostrarnos lo ineficaz que puede ser tanto la izquierda como la derecha y el centro, el resultado sigue siendo el mismo: aumento de la pobreza y desestabilización social. También sigue aumentando la corrupción y disminuye la trasparencia; no hay un servicio profesional de carrera eficiente entre los servidores públicos por lo que el pueblo debe sufrir la novatez e inexperiencia de cada servidor público que de pronto aparece con aires de Rey Sol, pero eso sí, al magisterio le están imponiendo ese servicio profesional docente que tantos bloqueos nos han costado, es decir, que se haga la voluntad de Dios en los burros de mi compadre. Por cierto, no imagino a los maestros bloqueadores impartiendo educación a los niños y niñas de primaria o secundaria, después de haber golpeado y ser agredidos en los enfrentamientos con la policía; ¿Cuál será su discurso en clase? ¿Verdaderamente estarán en aptitud de fomentar en ellos el amor a la Patria, el respeto a los derechos humanos y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia? Por otro lado, se ha puesto a reflexionar en el tremendo daño que nos hace la simulación, aquella que no cuestionamos y que solapamos a sabiendas de que no hay avance en la solución de los grandes problemas nacionales; piense en que como sociedad seguimos realizando las mismas acciones, seguimos implementado los mismos métodos para conseguir nuestros fines, por ello, sí seguimos sembrando calabazas ¿cómo queremos cosechar nueces? Estoy convencido de que debemos evolucionar en las formas de exigir y manifestarnos, creo que debemos pasar de ser un pueblo manipulable a una sociedad participativa, propositiva, educada e informada. Todos ganaremos el día en que los medios de comunicación, el clero y los políticos trabajen por el fortalecimiento de México y su gente, cuándo nos tracemos metas más altas en el contexto global para que nuestra competencia sea con los demás países y no sólo entre nosotros; divididos beneficiamos a pocos, unidos progresaremos en lo colectivo. Fuera de colores y posturas radicales, lo que está en juego es el futuro de nuestra amada Patria y la Patria es primero.
*Representante de Zacatecas ante el
Consejo Consultivo Nacional para el Desarrollo Sustentable
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