Que el poder controle al poder, es una de las ideas más poderosas utilizadas para fundamentar la existencia de distintas instituciones para ejercer el poder público. Se supone que el Poder Legislativo, representante directo de la población, debe recibir el informe anual del titular del Poder Ejecutivo y ejercer una de sus facultades más importantes, la de fiscalizar el ejercicio de los recursos públicos con honradez y eficacia.
Sin embargo, en nuestro país no ha sido posible que el Poder Legislativo cumpla ese papel tan importante, porque quienes detentan el Poder Ejecutivo en las distintas esferas gubernamentales lo han impedido. Las mayorías legislativas mexicanas correspondientes se han encargado de evitar una práctica muy común de los sistemas parlamentarios, existentes en la mayor parte del mundo, en donde los representantes populares pueden cuestionar directamente a los responsables de la rama ejecutiva del gobierno; asimismo, en México tampoco existe la figura del voto de censura a algún miembro de un gabinete, que lo conduzca a su renuncia obligatoria por más inepto o irresponsable que sea. Aquí, la glosa de los informes anuales no tiene ninguna consecuencia legal.
Ha sido la negativa del PRI y el PAN a permitir el intercambio de preguntas y respuestas entre el presidente o los gobernadores con los legisladores, lo que ha conducido a que los últimos titulares de los ejecutivos no comparezcan ante el Congreso a presentar sus informes anuales, sino que lo envían con un propio y organizan por su cuenta un evento de propaganda gubernamental muy parecido al ritual presidencialista del viejo régimen. Han preferido que esa situación anómala se mantenga por varios años, antes que permitir en el Congreso de la Unión un dialogo entre iguales. Tanto los panistas como los priístas sueñan con restaurar el Día del Presidente del pasado, en lugar de avanzar hacia un formato que permita realmente la rendición de cuentas y un trato digno a los legisladores.
Lamentablemente, el Primer Informe del presidente Peña Nieto ya fue entregado ayer al Congreso por el Secretario de Gobernación y hoy se escenificará otro capítulo del monologo presidencial, esta vez desde la residencia oficial de Los Pinos hasta donde concurrirán, como invitados, los representantes populares. Nada más alejado de lo que debe ser un acto republicano de rendición de cuentas. Y todo indica que también en Zacatecas se repetirá el procedimiento anómalo y que los nuevos legisladores iniciarán su mandato mostrándose como integrantes de un poder subordinado al Poder Ejecutivo.
