Una verdad que siempre ha sido difícil aceptar es que los empresarios hoy están más organizados para defender sus intereses que los sectores populares. A pesar de tener diferencias entre ellos, han sabido cohesionarse en momentos de crisis para mantener sus tasas de ganancia y desde la alternancia conservadora del año 2000, han desarrollado incluso una fuerte relación de beneficios que no se ha resquebrajado con la vuelta del PRI al poder. Empecemos por clasificarlos, para relatar su historia y reflexionar sobre su realidad presente.
En términos empresariales, existen tres tipos de liderazgos: los dirigentes de grandes grupos económicos, los líderes de asociaciones empresariales y los empresarios-políticos. En sentido organizativo, el CMHN -Consejo Mexicano de Hombres de Negocios- ha sido desde hace varias décadas el órgano clave de la acción política de la élite empresarial.
Desde 1962 -con picos y llanos- el CMHN reúne a los ejecutivos de empresas más importantes de México. Actualmente representa a firmas como Kimberly-Clark de México, Televisa, Grupo Posadas, Industrias Peñoles, FEMSA, Alfa y Banamex-Accival; también a Grupo Modelo, Vitro, Carso Global Telecom, Bimbo, Cementos de Chihuahua, Grupo Infra y Soriana, entre otras.
En sus orígenes, al CMHN se le consultaba para la toma de decisiones, pero no tenía representatividad, pues el PRI tenía una carga ideológica contra la clase más rica por la Revolución. Se mantuvieron así muchos años bajo el pacto tácito de que su no intervención en política era buen cambio por jugosas ganancias económicas. Pero tras el periodo de Echeverría, los pequeños y medianos empresarios de provincia se dieron cuenta de que no tenían peso alguno en las decisiones finales del poder. Sabían que solamente mediante las cámaras alcanzaban cierta injerencia, pero que las mismas eran controladas por las grandes empresas, que eran las únicas que se beneficiaban de los acuerdos pactados en las reuniones exclusivas que sostenían con el presidente. Desde entonces su estructura era centralizada y jerárquica, y si bien las 88 Cámaras hoy tienen una composición heterogénea, siguen funcionando de manera vertical.
Esta etapa evidenció que la toma de decisiones en el régimen presidencial generaba dos divisiones: por un lado, entre el Estado y los empresarios, mientras por el otro, los grandes empresarios trazaban diferencias con los pequeños y medianos. A partir de la ruptura del empresariado en general con López Portillo por la Nacionalización de la Banca, los empresarios pequeños y medianos decidieron dejar de actuar tras bambalinas para empezar a consolidar la oposición al régimen desde el PAN. Hoy en día tienen una actividad política pública, evidente y hasta vigorosa en ese y otros partidos.
Con De la Madrid, Salinas y Zedillo, se crean vínculos poderosos pero continuando en la lógica de lo macro. A la llegada del PAN al poder, esos empresarios de provincia comenzaron a establecer sus relaciones principales en sus propios Estados, obteniendo un periodo de gracia que continúa en sus bastiones insignes. Respecto al cambio de régimen, a los empresarios les conviene por dos razones apoyar a la Democracia: primero, porque es un método que les ayuda para tener mayor injerencia en la toma de decisiones. Luego, si se fortalece el poder judicial y legislativo, aumentan su participación esos pequeños y medianos empresarios, pues ahora parten de un sistema de equilibrios que les permite disolver la capacidad de influencia de los grandes grupos que pudieran ir en su perjuicio.
Hoy el gran grupo de articulación de los empresarios es el Consejo Coordinador Empresarial, del que forma parte el CMHN. Si uno consulta la página del CCE, se puede leer:
“El Consejo Coordinador Empresarial fue fundado en 1976, como una respuesta del sector productivo nacional a la creciente intervención del gobierno en la economía y la aplicación de medidas claramente populistas.
Nuestro objetivo es coordinar las políticas y acciones de los organismos empresariales, e identificar posiciones estratégicas con soluciones específicas, que contribuyan a diseñar políticas públicas para elevar el crecimiento económico y el nivel de competitividad, tanto de las empresas como del país.
Como representante e interlocutor del empresariado mexicano, el CCE trabaja para impulsar el libre mercado, la democracia plena, la responsabilidad social y la equidad de oportunidades para la población.
Actualmente, integran el CCE siete asociados (CONCAMIN, CONCANACO, COPARMEX, AMIS, CMHN, CNA y ABM) y 5 invitados permanentes (CANACO, CANACINTRA, AMIB, COMCE y ANTAD)”.
La prioridad actual del CMHN es la Reforma Energética, pero se sabe que pugnó por la salida de Carmen Aristegui de MVS y que fue de los principales promotores en el desafuero de AMLO. Con sus divisiones, son un grupo muy fuerte que se organiza con solidez para la defensa de sus intereses desde hace medio siglo. Cabe preguntarse, entonces: ¿Y los trabajadores?
Twitter: @CesarAlanRuiz
