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martes, 23 abril, 2024
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La carreta delante del caballo

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Por: LEONEL CONTRERAS BETANCOURT •

La renuncia del Rector de la UAZ e inmediato desistimiento es el detonante de la última y actual crisis por la que atraviesa esta institución, acosada por crisis recurrentes y endeudamientos crónicos. Buena parte del problema se debe a la mala planeación administrativa, en correspondencia con el abandono de las autoridades estatales y federales al no proporcionarle los presupuestos y subsidios acordes con los programas y alumnos que atiende. Cuando se pone la carreta adelante del caballo, al abrir indiscriminadamente unidades y escuelas con el impacto que esto tiene en la nómina, sin contar con el respaldo financiero y fuentes de sostenimiento, el resultado es el que ahora estamos viendo: aumento del déficit presupuestal por el orden de 840 millones según han denunciado los sindicatos, que le impide para hacer frente a sus obligaciones con el ISSSTE, Foviste y SAR, falta en el pago de prestaciones como la prima de antigüedad y la entrega de estímulos por desempeño docente. A lo anterior habrá que agregar el incremento del número del personal de confianza y funcionarios con al altos sueldos.

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En su descargo habría que decir que, según la Numeralia de la UAZ (La Jornada Zacatecas, 27 de agosto de 2013), la de Zacatecas es la Universidad que cobra la cuota más baja de inscripción, sólo por arriba de la UNAM en donde al ser simbólica, es prácticamente gratuita. No obstante que el 91 por ciento cursa programas reconocidos y acreditados como de calidad, el subsidio que la Federación destina por estudiante es de 35 mil pesos, muy por debajo de los 90 mil que se entregan a la de Yucatán, casi la tercera parte de lo que se proporciona a esta última. En los últimos 13 años su matrícula se incrementó en un 82 por ciento, al pasar de 10 mil 641 alumnos a 19 mil 400. Del total de la matrícula, la mitad corresponde a la Preparatoria.

Resultado de los nuevos tiempos y condiciones distintas, en la UAZ está dejando de lado, por lo menos en el discurso, el populismo académico de los setenta y ochenta del siglo pasado. El de la “Universidad crítica, democrática y popular” según rezaba un conocido lema. Aunque la crítica no se ha ausentado del todo y permanece viva entre algunos de sus sectores, la falta de autocrítica ha ganado terreno con la simulación y el chambismo. Practicas como el clientelismo, corporativismo a fin de cuentas, siguen presentes prohijadas por los directores de Unidades, algunos de los cuales en el imaginario y en la realidad se siguen conduciendo como señores feudales. Sobre si es una universidad democrática siempre han existido dudas. Lo que si sigue siendo es popular, sobre todo por el bajo costo para estudiar en ella y lo elevado de su matrícula en relación con el presupuesto que se le asigna, un factor nada desdeñable en la crisis que padece. Es bueno que la UAZ se preocupe por llevar programas y abrir carreras en el interior del estado. Pero no está obligada ha hacerle la tarea al gobierno abriendo tantas preparatorias. Aunque es preferible tener a los jóvenes estudiando que en las filas de la delincuencia organizada, la Máxima Casa de Estudios debería centra su atención en las carreras profesionales. La reestructuración o reingeniería administrativa de la que se habla debe comenzar por desarrollar programas sujetos al presupuesto autorizado por quien o quienes los financien.

Cortina de humo como la llamó un ex rector, diputado electo, que también aportó su contribución a la crisis; farsa, montaje, faramalla o como se le quiera llamar, la sorpresiva y repentina renuncia de Silva Cháirez, arropado por los directores que debieron llevarlo al cargo y conminado por el Consejo Universitario para que retome el arpa que ya había aventado, la enésima crisis, de la UAZ esta presente, es real y los universitarios, unidos por encima de sus diferencias políticas, dejando de lado resentimientos y revanchismos, deben hacer frente. Hay que partir por hacer una autocrítica. Acordar un plan de acción para el rescate y reestructuración de la UAZ con metas y compromisos reales y sinceros. Dispuestos a cumplirlos. Llamar a ese rescate a la sociedad y fuerzas progresistas, comenzando con los alumnos, los padres de familia, representantes populares y Gobierno del Estado. La UAZ es de todos y todos estamos comprometidos a rescatarla. Una Universidad saneada, con programas de calidad y con pertinencia social es una buena base para que la sociedad zacatecana acceda a un mejor nivel de bienestar. La buena voluntad y el compromiso es lo último que podemos escatimar. No se vale el regateo. La UAZ debe invertir la lógica (política) con la que se ha venido conduciendo. Volver a poner el caballo por delante de la carreta para que la jale a si sea a paso lento pero seguro, si es que es muy pesada la carga que mueve, con tal de que llegue a buen puerto y cumpla con sus metas.

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