La crisis actual de la UAZ puede ser una excelente oportunidad para que la institución renueve su compromiso con la construcción de un proyecto educativo para el estado de Zacatecas. Pero todo depende de que sus liderazgos grandes y pequeños tengan la inteligencia y altura de miras para unificar esfuerzos poniendo sobre cualquier ambición parcial, el futuro institucional.
Es claro que se han cometido errores e incluso se deben corregir irregularidades, pero también es cierto que los universitarios han logrado ya cosas importantes y la administración interna no es la causa de fondo del problema financiero de la Universidad. La causa principal es la falta de voluntad de los distintos niveles de gobierno y del Poder Legislativo para apoyar presupuestalmente los esfuerzos por aumentar la cobertura en educación media superior y superior. El error del Rector Silva y de algunos otros liderazgos fue, en todo caso, no haber convocado a buscar una solución en función del problema real y, por el contrario, buscarla mediante recortes de personal universitario que sólo permitirían ahorros mínimos.
Con la nueva situación creada, la UAZ puede tomar rumbos distintos: si entra a un proceso de mutuas recriminaciones que generen la lucha intestina, no habrá ganador posible y todos perderán; en cambio, si los universitarios plantean construir un nuevo pacto que dé sentido a la institución, entonces tendrán la fuerza y legitimidad para pedir a toda la sociedad zacatecana y a la masa completa de alumnos y maestros, iniciar una lucha por aumento de subsidio para las esenciales actividades educativas de la UAZ.
El Pacto de Unidad Universitaria debería contener, al menos, cuatro grandes compromisos: (a) eliminar las situaciones irregulares denunciadas, asegurándose que no se trate de algún ajuste de cuentas; (b) un proyecto de crecimiento de la oferta educativa sobre la base del análisis de las emergentes necesidades sociales del estado de Zacatecas, y un esquema de investigación que oferte soluciones a los grandes problemas del desarrollo estatal; (c) la garantía de la calidad que asegure que los zacatecanos recibiremos un servicio de excelencia que asegure la capitalización humana de nuestros hijos; y (d) sobre una estrategia de gestión que involucre a todos los representantes populares del estado de Zacatecas, en toda su pluralidad, pero con el objetivo común de que la entidad cuente con una Universidad capaz de convertirse en uno de los ejes centrales de su desarrollo.
En estos momentos los universitarios harían bien en no pensar sólo en los conflictos internos, sino dirigir su reflexión hacia la enorme necesidad que tiene el pueblo de Zacatecas de una Universidad que reciba y prepare bien a sus jóvenes; de investigadores que orienten con inteligencia las decisiones para elevar su calidad de vida; y de la vinculación que propicie la conjunción de esfuerzos con municipios, empresarios y organizaciones sociales en la difusión de la ciencia, el arte y la cultura. Las necesidades de conocimiento que tiene Zacatecas son aún enormes: La cobertura en la entidad en los niveles que atiende la Universidad es inferior a la media nacional, pues 7 de cada 10 de nuestros jóvenes están fuera de la oportunidad de estudio profesional.
El Rector interino tendría, en esta lógica, la tarea de convertir esta crisis en una gran oportunidad de florecimiento, para ello debería llamar y conducir el diálogo para construir el acuerdo, formar una administración plural, y articular los esfuerzos de todos los actores para encontrar la solución al problema financiero de la institución. Se vale soñar.
