El descontento del gremio magisterial generado por la reciente reforma constitucional en materia de educación y por la discusión de su legislación secundaria, se expresó la semana pasada mediante actos de protesta por parte de integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) como bloqueos a vialidades del centro del Distrito Federal y cercos a las sedes de ambas cámaras legislativas, por lo que los trabajos del periodo extraordinario de sesiones se desarrollaron en una sede alterna que tampoco se libró del asedio de los manifestantes. Al final de la semana el resultado fue la aprobación de dos de las tres leyes presentadas por el titular del Poder Ejecutivo y el diferimiento de la Ley del Servicio Profesional Docente, una de las causas fundamentales del descontento magisterial.
Es verdad que acciones como las realizadas durante la semana pasada por el magisterio inconforme suelen resultar incomprendidas por buena parte de la población y, por lo mismo, resultan contraproducentes para las reivindicaciones que las generan en la medida que aportan argumentos para quienes exigen la represión de las disidencias y promueven la criminalización de los movimientos sociales, aprovechando las naturales molestias de una parte de la población afectada por las acciones para utilizarlas como insumo principal de una nueva e intensa campaña mediática de linchamiento.
Más allá de esas consideraciones inmediatas que serían suficientes para sugerir cambios de táctica al magisterio disidente, es pertinente señalar que tras los hechos referidos hay descontentos reales y de fondo, provocados por factores como el desgaste de la credibilidad de las instituciones y la crisis de representación de los partidos y los legisladores, instrumentos fundamentales para la función de mediación entre la sociedad y los poderes estatales, que en los últimos años se han convertido en esferas cada vez más distantes.
El tema cobra mayor importancia si tomamos en cuenta que las próximas semanas y meses el debate nacional versará por asuntos muy importantes como la reforma energética y la fiscal, así como el Presupuesto de Egresos de la Federación, que serán propicios para que se refuerce la percepción social de que los legisladores responden en mayor medida a sus propios intereses o a los poderes fácticos, que a sus electores.
En una situación tan polarizada como la que vivimos es muy importante que los contingentes que se movilizarán durante las próximas semanas se preparen para evitar las acciones de provocadores y subrayen su voluntad de actuar en los marcos que define el principio de no violencia, y que las autoridades asuman que las propuestas de EPN afectan asuntos esenciales del pacto social entre los mexicanos y, por lo mismo, provocarán respuestas a las que no están acostumbradas; estos tiempos les exigen inteligencia y mesura.
