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jueves, 28 marzo, 2024
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¿Por qué es falsa la disminución de la pobreza en Zacatecas?

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Por: MARCO ANTONIO TORRES INGUANZO •

El trabajo en Zacatecas es un empleo empobrecido: no aporta las condiciones necesarias para el desarrollo humano. Mientras esto no cambie, las cifras de avance en pobreza seguirán siendo humo, porque mientras la base del sustento de los zacatecanos (el empleo) tenga una estructura precaria no podemos hablar de mejoramiento permanente en los mismos. Hablamos de precariedad cuando se juntan tres cosas: cuando se gana menos de 2 ó 3 salarios mínimos, cuando se trabaja menos de 35 horas a la semana y cuando no se cuenta con seguridad social. Por estas características es que asociamos la precariedad con la informalidad, pero aun el empleo formal puede tener todas o una de estas tres características de precariedad. Porque además, estas últimas, se manifiestan con diferentes grados: generalmente hay más personas con ingresos bajos que trabajadores con pocas horas de contrato, y hay más personas con empleos sin seguridad social que con ingresos bajos. Pero finamente, todas se juntan en una realidad: las pocas capacidades que tiene su empleo para darle un desarrollo digno (‘decente’ dice la OIT).

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En Zacatecas hay una informalidad altísima, según la encueta nacional de ocupación y empleo es del 65%. Es decir, casi 7 de cada 10 personas ocupadas en la entidad están en la informalidad. Si partimos del supuesto de que este tipo de empleo aparece cuando el crecimiento económico se detiene, es decir, que aparece como un mecanismo de defensa (distribución de riqueza) ante las situaciones de empobrecimiento generalizado (los economistas le llaman ‘rasgo contracíclico’); entonces un mercado de trabajo dominado por la informalidad, denuncia una situación de estancamiento económico. Por ello, si se nos dice en los anuncios publicitarios del gobierno, que la precariedad del empleo es la misma o mayor, pero la pobreza ha disminuido, nos suena a una incoherencia que llama a la sospecha.

La disminución en pobreza en América Latina se debió fundamentalmente a ciertas políticas en su mercado laboral, más que por redistribución de recursos públicos a los sectores más vulnerables. La estructura laboral que produce estos grandes problemas es la llamada “heterogeneidad estructural”, que refiere a la segmentación de los mercados laborales por grandes brechas de productividad. Para el caso de América Latina, el estrato alto está compuesto por actividades de exportación y empresas de gran escala operativa y genera en promedio el 67% del producto, pero sólo el 20% del empleo total. El estrato medio comprende a las PyMES que generan el 22% del producto y ocupa el 30% del empleo. Finalmente el estrato bajo (de muy pequeña empresa y/o informal) concentra el 50% del empleo y aporta el 10% del producto. Es decir, el grueso del empleo se concentra en los estratos de menor generación de riqueza; y al revés, en donde se produce más riqueza hay menos empleos. Pues bien, en Zacatecas, la situación es aún más asimétrica que el promedio señalado de América Latina: de acuerdo al ingreso, el 67.9% de la población recibió menos de tres salarios mínimos; y de estos, 44% menos de dos salarios mínimos (alta precariedad). Ello da cuenta de la alta heterogeneidad estructural del mercado de trabajo zacatecano. Y si se nos dice que ha disminuido la pobreza, pero la estructura heterogénea del empleo es más asimétrica, sencillamente no creemos en la realidad de esos resultados.

El empleo decente está ubicado en pocas manos: funcionarios públicos, personal calificado, y algunos comerciantes. Pero muy poco empleo decente está localizado en el sector secundario de la economía y en los empleos productivos. Así que no sólo denuncia un empleo con poca protección social, con débiles derechos laborales (lo cual será mayor con la reciente reforma laboral); además, esta situación permanente de trabajo sentado en una planta productiva poco diversificada y con un mercado interno debilitado, expresa la ausencia de estrategias serias de ataque a la pobreza y marginación en el estado. Son, como ya lo sospechamos, medidas artificiales para bajar las cifras de la pobreza, sin tocar la realidad estructural de la misma.

Entonces, ¿por qué bajó la cifra de pobreza en Zacatecas? Por la siguiente razón: en las estrategias de desarrollo social, decidieron atacar algunos de los efectos y no las causas de la pobreza; y como los efectos se usan para medir el grado de pobreza , es decir, los efectos se convierten en indicadores para medirla, entonces, al eliminar el indicador, cae la cifra pero no la realidad. Con ejemplos: si tenemos 10 personas con infección estomacal, y un efecto necesario de la infección es la calentura, entonces, para saber que hay personas con infección usamos como indicador la temperatura corporal. Pero si llega un médico y quita la temperatura a 5, se anuncia que el 50 % de los infectados ya están curados. Pero luego hacemos un examen de laboratorio, y resulta que los bichos causantes de la infección siguen anidados en los estómagos de las 10 personas; significa que esos médicos sólo quitaron los síntomas. En Zacatecas pasó justo eso: se bajó la temperatura sin quitar la infección. La realidad de la pobreza está ahí, pero pusieron programas que destruyen los indicadores (rasgos que sirven para medir la pobreza): pisos firmes, ingresos a la cobertura de servicios elementales de salud curativa, y cosas así. Por ello, cuando se midió la pobreza (de acuerdo a esos indicadores) ‘aparecieron’ menos pobres que hace dos años. Sin embargo, es cosa de revisar lo siguiente: cuando bajan las causas de la pobreza, la estructura del mercado de trabajo se modifica y la precariedad de empleo se hace menos; lo cual no ocurrió y se impone una dura conclusión: la realidad de la pobreza en Zacatecas no ha mejorado.

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