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jueves, 25 abril, 2024
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La Revoltosa

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Por: Admin •

En la colaboración pasada externamos nuestro rechazo a la Reforma Energética que impulsaría entonces Peña Nieto; ahora, quince días después, la Reforma ha sido presentada, y nuevamente rechazamos este intento entreguista por disponer de lo nuestro. Este rechazo no es, como pensarán muchos y muchas, un capricho; es el repudio a un sistema económico que está acabando con el medio ambiente, que está acabando con la dignidad humana, que nos está rebajando cada día a la calidad de esclavas y esclavos: renegamos del capitalismo salvaje.

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Pero no es necesario transportarnos al nivel nacional para mencionar los estragos que este sistema causa diariamente en nuestro entorno:

La minería deja para Zacatecas y su población enfermedades como la neumoconiosis, la silicosis, el cáncer de pulmón, la bronquitis o el asma; despojo de tierras a ejidatarios y pequeños propietarios, incluso con la complicidad del gobierno en turno; desaparición de hecho de los derechos más elementales de los trabajadores, también con su consentimiento; salarios de 800 pesos semanales por jornadas de 12 horas; y 18 centavos de dólar por cada mil que se “llevan”. Algunos, defienden estas consecuencias del irresponsable extractivismo, arguyendo la creación de empleos. Le acusaremos entonces, como Pablo Neruda cuando acusaba al tirano González Videla, de falta de amor y de fe por su pueblo, de falta de sensibilidad y de interés por la problemática social y de estar vendido a los intereses de los grandes capitales extranjeros.

Hace alrededor de tres semanas, visitamos la comunidad de La Ciénega, en San José de Lourdes, Fresnillo. Nos encontramos con un lugar lleno de vida, lleno de agua y de sistemas de riego, lleno de campos sembrados. Pero no exento de la miseria, de la explotación y del abuso: allí hay jornaleros que trabajan 12 horas a cambio de 100, 80 y hasta 50 pesos; los dueños de tierras se quejan y se lamentan de las intimidaciones y extorciones cometidas para todos por los miembros del crimen organizado y de la Policía Federal; existen quejas también, como en Río Grande y Sombrerete, por citar tan sólo estos ejemplos, del abuso de los “coyotes” y del acuerdo que hay entre estos y algunas autoridades: hay ocasiones en que productores venden el kilo de cebolla a 20 centavos, mientras que los “coyotes” lo venden a quince o veinte pesos, también debido esto a una falta de coordinación en la producción del campo. Dice Rafael Ruiz Harrell que la principal diferencia entre un gobierno democrático y uno autoritario es que el primero trabaja para el bienestar de la población, mientras que el segundo lo hace para mantenerse en el poder. Ustedes juzguen la actuación de nuestro gobierno.

La semana pasada nos dirigimos a los municipios de Monte Escobedo y Valparaíso. Allí, como en todo el estado y en todo el país, los jóvenes tampoco tenemos oportunidades de empleo, por lo que el unirse al crimen organizado es una opción y las drogas un alivio. Las personas mayores, los viejos, también son ignorados y ninguneados. Los ayuntamientos, como todos los del país, sufren del cáncer de la corrupción.

El trabajo en el campo no es satisfactorio: demasiado esfuerzo y poca producción; los apoyos del gobierno fueron retardados de más este año debido al proceso electoral y a la corrupción de la mayoría de la burocracia estatal. La cuestión ecológica es también preocupante: la plaga del gusano “barrenador” o “descortezador” está terminando con la sierra y con el bosque y no existe un estudio serio sobre esta problemática; los apoyos llegan tarde o no son los idóneos; y la tala ilegal es la constante, por lo menos en Valparaíso, en donde se denuncia que un técnico marca árboles sanos en lugar de marcar los atacados por la plaga. En cuanto a la educación, las escuelas se mantienen de las cuotas familiares, y los planes de estudio, como en todas las escuelas del estado, no son los idóneos para la región y las problemáticas a las que se enfrentan las y los jóvenes a diario. Exigimos a Gobierno del Estado y a los universitarios de la UAZ en general, ya que hay en las dos instituciones gratas excepciones, se pongan a trabajar.

“Muchos males nos aquejan porque nosotros, el pueblo, lo permitimos, y lo permitimos porque nosotros mismos no tenemos consciencia del gran poder que tenemos, y esta inconsciencia nos hace que nos manejen como a títeres… estamos atemorizados y sin hacer nada ante un puñado de criminales que tienen en sus manos al país, siendo como es que el pueblo sabe quiénes son, dónde viven, sabe cuáles policías son sus cómplices, qué político es corrupto. Esto junto con otros males, están prácticamente acabando con México. ¿Hasta cuándo o hasta dónde va a llegar esta crisis de valores?”: José M. Sánchez, migrante y campesino zacatecano (Katy, Texas, junio cinco de 2010).

El movimiento #Yo Soy 132 seguirá saliendo a las calles a mirar de frente las injusticias, a dialogar y a contribuir a la organización. Unidos y organizados nunca seremos vencidos. ■

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