El papel de las dirigencias sindicales universitarias ha quedado en entredicho ante sus agremiados. El pasado 23 de julio, los secretarios generales del Spauaz y del STUAZ, acompañaron un documento del rector a la Subsecretaría de Egresos de la Secretaría de Hacienda, donde, a cambio del apoyo para salir del adeudo, se comprometen a recortar su gasto en 18 millones de pesos al mes, y ese ahorro es a cuenta de “recursos humanos y financieros”; es decir, a cuenta del despido de trabajadores y maestros. Este documento increíble desata, al menos, tres comentarios esenciales. Primero, ¿cómo un sindicato acepta y propone el recorte de su personal como medida para aliviar una insuficiencia de la cual no es responsable? ¿Qué los sindicatos no son organizaciones para la defensa del empleo? Segundo, con este documento están aceptando que la causa del problema financiero es la contratación de personal y no la insuficiencia de subsidio por parte de la Federación. Y tercero, ¿por qué no hacen un llamado a sus agremiados a discutir el problema y encontrar soluciones reales en lugar de sólo autoinmolarse? Por una razón: porque las decisiones que están tomando van en contra del interés de los universitarios.
Si la causa de fondo es la insuficiencia presupuestal, ¿por qué no han llamado a organizar una lucha por más subsidio? Esta conducta augura sólo el estallamiento de conflictos internos, que no sólo no conducen a la solución sino debilitan la fuerza sindical aún más. Esta conducta de los lideres ¿es únicamente por excesiva torpeza o hay gato encerrado?
Aún hay más torpezas: el pasado 24 de julio (un día después del anterior oficio), el secretario del Spauaz, demanda al Rector a tomar medidas que son un balazo en el pie del propio sindicato: reducción de la plantilla de la administración, y limitarse a lo autorizado en el programa de estímulos al personal docente. Es sorprendente que un sindicato proponga medidas que redundan en el despido de su personal y en la disminución de sus derechos. Veamos: al disminuir la administración, esos profesores van a desplazar a sus suplentes que terminarán siendo despedidos, pero con un detalle importante, muchos de los funcionarios ganan más dinero como profesores que como funcionarios, así que al regresar no provocarán un ahorro, sino justo al contrario, aumentarán el gasto. Sobre ajustar el programa de estímulos de 30 millones a 24, significa que los profesores habrán perdido un porcentaje importante de una prerrogativa por la propuesta de su sindicato. Es asombroso que un sindicato esté proponiendo que se le disminuyan los derechos a sus agremiados.
Los líderes sindicales de la UAZ andan perdidos. El secretario del STUAZ propone que algunos maestros (tipificados como Académicos Profesionales) pasen a formar parte de su sindicato: es decir, navega en el desvarío, en lugar de exigir que no ocurra un solo despido. Por el contrario a estos despropósitos, los zacatecanos requerimos que los profesores defiendan la institución y se nieguen a que se detenga su desarrollo. Las necesidades del estado de Zacatecas en educación superior son muchas, y la UAZ no se justifica por sí misma, sino por las necesidades que el estado de Zacatecas tiene, por tanto, requerimos una universidad en franco crecimiento.
