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jueves, 28 marzo, 2024
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El Festival del Folclor ha ido logrando que la gente aprecie las tradiciones: Carlos Lozano

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Por: ALMA RÍOS •

Nadie defiende lo que no conoce, comenta el director del grupo de danza Tenamaxtle.

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Falta agregar un programa académico para directores, bailarines y para formar públicos.
 
Mediante eventos como el Festival del Folclor Internacional “la gente se va dando cuenta poco a poco que hay algo que la hace diferente a los otros y hay algo que la hace igual, y de alguna manera empieza a apreciar las tradiciones y a darles importancia”, comenta sobre los simbolismos universales y las particularidades culturales que ofrece este encuentro que este domingo terminó su emisión 2013, Carlos Lozano Medina, director del Conjunto de Danza Folclórica Tenamaxtle de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ).

Carlos Lozano destaca, sin embargo, que cuando se dice en los discursos oficiales “mantengamos vivas nuestras raíces y nuestra idiosincrasia” y  se expresa como deseo que la tradición debe “mantenerse viva en nuestros corazones” nunca se ha hecho nada por hacerlo y por lograrlo, pues se queda nada más en el discurso y agrega, es cierto que es necesario mantener y defender nuestra identidad pero “nadie defiende lo que no conoce”.

Lo anterior dicho en relación a que además de mostrar como espectáculos las manifestaciones tradicionales de la cultura popular es necesario dar a conocer los por qué de las mismas.
 
En su opinión el Festival del Folclor Internacional debe agregar un programa académico que ofrezca a los directores y bailarines de los conjuntos de danza, la posibilidad de intercambiar experiencias y métodos, y al público, talleres en los que pueda participar para convertirse también en “un mejor espectador”.

El sentido de pertenencia a un grupo que se sustenta en su peculiaridad cultural pero también la identificación a través de la multiplicidad de formas del ser que puede adoptar la humanidad en diversas latitudes y temporalidades tiene detrás una cualidad que compartimos todos dice, “somos seres sociales”.

Así la danza expresa esa necesidad del grupo, “la identidad”, esa necesidad colectiva de hacer funcionar el mundo. La tradición es algo que se hereda de generación en generación pero que tiene un sentido, y cita como ejemplo: “para algunos pueblos una danza es importante porque si no se danza no hay lluvia, no hay salud, no hay buena cosecha”.

El participar en ese ejercicio colectivo y simbólico que tiene como fin que las cosas ocurran, forma parte de lo que le da sentido a un grupo humano. Si los muchachos vuelven su vista a sus tradiciones podemos conseguir tal vez mejores ciudadanos, comenta.

Y agrega, si un joven se acerca a la danza y empieza a aprender los por qué de la misma va a ser difícil que piense en cosas que afectan a la sociedad como la agresión y la violencia.

Lozano Medina refiere como objetivo fundamental del Conjunto de Danza Folclórica Tenamaxtle, el “dar a conocer las tradiciones dancísticas de nuestro estado”, de otras entidades, y con 30 años cumplidos este 2013, incluso las de otros países, conservándolas en su sentido más auténtico y apegándose a la investigación de las mismas en diversas fuentes incluso historiográficas, pero también en trabajo de campo.

Detrás de una coreografía hay símbolos que a veces se pierden en el intento de hacer más espectaculares o estilizadas las danzas y bailes, puntualiza.

Como ejemplo cita la danza de Los Pardos que recuperara de la comunidad La Pastelera en Río Grande hace 28 años. En ella hay un momento en que los bailarines se mueven en dos círculos realizados en sentidos contrarios, esto significa el tiempo de “voltear la tierra” para iniciar el ciclo agrícola.

Esta misma danza que refiere como única en el país por su sonoridad ya que la indumentaria está conformada por trozos de lámina que emulan el plumaje de las aves ha perdido a veces su particularidad cuando algún grupo que la interpreta cambia estas piezas por otras de cartón.

“Y le quitaron lo que la hace diferente de todas las demás danzas, lo mataron  por buscar comodidades o hacer shows”, dice.

El director del grupo que a través de 30 años ha concretado más de mil 350 representaciones agrega otro ejemplo: en la danza de matachines hay pasos que dibujan una cruz en el suelo, luego se pisa la misma con un remate del pie. Esta era “una forma de protesta de los indígenas contra la religión que les estaban imponiendo”.

Cuando presentó el año anterior Los gallardos guerreros del norte recibió críticas por no apegarse a la usanza de desplazamientos y coreografías “balletizadas” que se han utilizado para recrear las danzas prehispánicas,  sino ofrecer una versión  ruda, fuerte y agresiva de las mismas, más cercana a las descripciones que de ellas hicieron los conquistadores en sus crónicas.
“Ese tipo de detalles nos hace diferentes a nosotros”, dice en referencia al trabajo del grupo que encabeza. “Tratamos de respetar y ser congruentes con lo que hacemos”, comentó en referencia a la búsqueda de conservar en su sentido más auténtico los rasgos de identidad de la cultura popular.

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