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jueves, 28 marzo, 2024
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Des ¿estímulos?

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Por: MARIANA TERÁN •

El programa de Estímulos al Desempeño de la Carrera Docente (ESDEPED) se creó para fomentar una actividad académica universitaria de mayor calidad, con más incidencia en la reflexión humanística y científica y en formación cultural de nuestros estudiantes. Así lo he entendido desde que he participado en él. Sistemáticamente somos evaluados para ver y valorar esa calidad docente; el modelo ha variado notablemente desde que participé por primera vez a ahora; sin embargo, creo entender que lo que se preserva es calificar con criterios objetivos el desempeño académico de los docentes universitarios.

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En otras ocasiones he escrito contra el modelo de evaluación; ahora tengo muchas dudas, una gran incertidumbre. La lista definitiva se publicó el 5 de julio; se anunció desde la publicación de la convocatoria que se pagarían los estímulos el 10 de julio. Estamos a principios de agosto y no hay nada. Aquellos que pensábamos usar los estímulos para contraer compromisos vacacionales estamos en la lona; aquellos que consideraron pagar las colegiaturas de las escuelas de sus hijos con ese dinero estamos viendo cómo vamos a pagar los intereses de una deuda que no pensábamos contraer. No hay nada. Los universitarios, más de 700 beneficiados con este programa gracias a nuestro trabajo, no hemos merecido ningún tipo de aclaración de la administración central. La página de la UAZ va y viene.

Después entendí que todo esto es parte de un convenio con la Federación: según entiendo como lo escuché hace un par de días, a la UAZ se le condonará la deuda con ISSSTE y otros organismos siempre y cuando se comprometa realmente a hacer una reducción en el gasto corriente; en particular, en el pago de compensaciones a los funcionarios de la institución. No hay modificación al Contrato Colectivo del Trabajo ni necesidad de poner en venta edificios que son patrimonio de los universitarios. Lo que se exige es ahorro en gasto corriente.

A la luz de los acontecimientos y para los universitarios que cumplimos no sólo con la tarea sustantiva de la docencia, sino de la investigación y la extensión nos parece que la medida es harto bondadosa y necesaria recordando solamente que esta no es universidad privada, sino pública, recordando que las tareas sustantivas de la universidad son la docencia, la investigación y la vinculación; desde la administración 2008-2012 esto se olvidó: se volvió una universidad de papel; de formatos, de acreditaciones, de currículums. Se volvió una universidad de administradores que todo lo vencen. Una universidad de planificadores que sólo planean, pero que son incapaces de proyectar los sentidos reales de la universidad pública mexicana.

Según esta perspectiva más conviene ser director que profesor, más conviene ser responsable de área que investigador, más conviene ser responsable de recursos humanos que universitario con vínculos sociales. Nos ha corroído la absurda ambición que se contenta con generosas compensaciones. La administración ha dejado de administrar con el propósito de favorecer el desarrollo académico para concentrarse en las opíparas compensaciones. Si la Federación exige su reducción, está en lo correcto. La UAZ debería dar a conocer el monto al que ascienden las compensaciones, desde el rector hasta los directores; se debería también evaluar sus resultados atendiendo a la función a la que están encomendados, por ejemplo, en este año que se lleva de la nueva administración de la UAZ qué cuentas tienen que rendir los directores de sus respectivas unidades académicas, o los coordinadores de área, si es que éstas llevan buena o nula dirección; cómo el coordinador de investigación y posgrado ha mejorado e incrementado el número de posgrados en el PNPC del Conacyt o cómo el coordinador de planeación ha incidido con una mejor planificación en el conjunto de unidades académicas. Es decir, una evaluación también a los administradores, conocer sus compensaciones y cómo se reducirían en beneficio de tener una universidad con salud financiera y transparencia en su información. No necesitamos una universidad que derroche compensaciones, sino una universidad con pertinencia social (aunque para algunos esto sólo sea un lema hueco de contenido).

Los universitarios de todos los días, los que hacemos el trabajo frente a grupo, en los laboratorios, talleres y bibliotecas seremos recompensados cuando se vuelva a pensar que esta universidad no es una jugosa compensación, sino el destino académico de muchos de nosotros y el beneficio humanístico y científico de la sociedad.

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