■ La transgresión del cuerpo en la narcoguerra, un ejemplo de este fenómeno: Aldo Avila
■ Pérdida de figuras de autoridad lleva a indefensión ciudadana ante realidades como el crimen
“El desborde de lo real”, es decir, la presencia de realidades no mediatizadas por la palabra, por el orden simbólico, y para las que la gente ya no encuentra sentido, tienen detrás el debilitamiento de las figuras de autoridad.
En psicoanálisis la figura paterna significa “el deber ser”. Este concepto también vinculado a la idea de la ley y por tanto de la prohibición, mismo que se encuentre en declive y se traslada a las instituciones.
“Hoy en día podemos decir que la función del deber ser, la prohibición está más débil que nunca, al grado que podemos usar la figura de decir, hoy lo que debería de ser no es: este funcionario debería de…y justo es lo que no hace, este médico debería de…y justo es lo que no hace, este maestro debería de…., este gobernador, este alcalde. El presidente de Estados Unidos, “el padre de Estados Unidos”, la autoridad máxima del país más poderoso del mundo debería de…y justo es lo que no hace”, ofrece como ejemplo Aldo Avila Abrego, psicoanalista de orientación lacaniana.
La pérdida de las figuras de autoridad institucional desde la familia también implica la indefensión de los ciudadanos ante realidades como el crimen organizado, fenómeno también inserto en este “desborde de lo real” y que tiene entre otras manifestaciones altamente simbólicas, la transgresión del cuerpo, en el que éste es visto no como una totalidad, sino expresado en partes mediante mutilaciones, con las que se expresan entre cárteles lenguajes cifrados.
Ante estos hechos de alta violencia que pueden observarse en la narcoguerra, la pregunta es ¿cómo se las está viendo la gente con todo esto?, ¿cómo está manejando la angustia de observar esta transgresión del cuerpo?
La respuesta dice Avila Abrego, se encuentra en las adicciones promovidas por “el capitalismo feroz”, las adicciones a los objetos de consumo. Y vuelve a ejemplificar: al iphone, a la Internet, al Facebook, a las compras, a los tratamientos estéticos, y “otras adicciones clásicas”, la anorexia, bulimia, alcoholismo, la toxicomanía en general.
En ello encuentra el sujeto, dice, la reducción del mundo al convertirlo en un objeto de consumo pero también en un objeto de satisfacción. La angustia que siente se ve silenciada o adormecida por estos medios, “la gente no hace caso, no se perturba en la medida en que su goce no se vea alterado”.
La transgresión del cuerpo y el adormecimiento del sentido de culpa y la angustia por quienes la ejecutan, los grupos criminales, pero también de quienes observan esto para lo cual el lenguaje ya no tiene palabras forma parte de este “desborde de lo real”, a lo que se opone el psicoanálisis y que se encuentra entre sus preocupaciones. Pues ven en él las consecuencias de consumismo impulsado por el “capitalismo feroz” y su unión con la ciencia, la política y la religión, las instituciones validadas por la cultura actual.
La presencia de mundos delirantes, justamente sin sentido, se proyecta como el retorno a la esencia primitiva del hombre guiada por sus pulsiones primordiales: el gusto por matar, el incesto y el canibalismo.
El “desborde de lo real” será retomado en el Congreso de la Asociación Mundial de Psicoanálisis en París en 2014. Antes en el sexto Encuentro Americano de Psicoanálisis de Orientación Lacaniana (Enapol) y el 28 Encuentro Internacional del
Campo Freudiano a realizarse este 2013 en Buenos Aires, Argentina, el 22 y 23 de noviembre; justamente se tratará el tema “Hablar con el cuerpo. La crisis de las normas y la agitación de lo real”, en el que Aldo Avila propondrá como tesis este alejamiento de las figuras de autoridad y por otro lado la cercanía al “padre primordial”.
Este último, al que Sigmund Freud se refería como “el padre de la horda”, prepotente, arbitrario, bárbaro y que representa nuestra esencia más primitiva, “guiada por los instintos, por los deseos pulsionales primordiales, que serían el gusto por matar, esto lo dice Freud con todas sus letras en el “Malestar en la Cultura” y en “Totem y tabú”, el incesto y el canibalismo”, comenta.
Aldo Alfonso Avila Abrego es sicólogo de orientación lacaniana, director de Centro de Psicoanálisis Espacio Lacaniano, creador y conductor del programa de radio Psicoanalisis y Civilización un espacio lacaniano para la gran conversación, que se transmite por Radio Zacatecas desde hace más de dos años.
