■ Agenda Política
En teoría, un gobierno democrático se distingue por la participación de una mayoría identificable, misma que se encuentra debidamente representada por funcionarios, en los puestos púbicos de toma de decisiones. Sin embargo, ni la realidad es una teoría exacta ni los gobiernos son un fiel reflejo de la voluntad ciudadana.
El pasado 7 de julio fue el turno de los zacatecanos para realizar el ejercicio básico de toda democracia: la jornada electoral; con la cual se formaliza el principio de renovación de representantes en los ayuntamientos y la legislatura.
Los números (tomados del Programa de Resultados Electorales Preliminares) evidencian que la teoría está lejos de explicar lo que se vive en la actualidad del estado y el país. A ellos volveremos más adelante.
En principio es preciso describir el contexto en que se encontró inmersa la jornada electoral, así como las vicisitudes del proceso iniciado en febrero, y culminado un par de días atrás. Dos noticias marcan de manera original la elección de este 7 de julio.
Por un lado, una noticia acerca de una noticia, la cual es expuesta en Imagen de Zacatecas –un medio que se distingue por el flujo de información, el cual depende de la relación que mantenga con el gobierno en turno- donde el candidato del Partido Verde Ecologista a la alcaldía de Zacatecas, en plena veda electoral, es retratado con tintes de sospecha y recelo; abarcando esta nota la primera plana del periódico (indagaciones que estuvieron en manos de Imagen de Zacatecas desde antes de la elección del 2010, y que su director, Luis Enrique Mercado, decidió dar a conocer tres años después).
La segunda, y no menos importante, el asesinato del coordinador de campaña del candidato perredista a la presidencia municipal de Guadalupe; suceso que se encuentra en vías de investigación, sin haberse descartado una línea de averiguación hasta el momento. La única información con la que contamos son las declaraciones del procurador Arturo Nahle, quien habría dicho que otro militante perredista desaparecido, fue encontrado luego en su domicilio en condiciones normales.
Más tarde esa aclaración generaría fuertes contrastes, y por ende tensiones, en pleno contexto electoral. Alejandro Cato Mestas, coordinador de campaña del PRD en el municipio de Jerez, efectivamente se encontraba en su hogar, pero había sido golpeado por un contingente de individuos, y su condición física era relativamente estable.
Al coordinador de campaña del PRD en Guadalupe le tocaría menor suerte. Serían alrededor de las 6 de la tarde del viernes 5 de julio, cuando en los medios comenzó a circular la noticia de que Aquiles González Mayorga había sido encontrado muerto en su oficina.
A partir de ese momento, los contornos electorales, ya algo desdibujados por el desgaste entre partidos, candidatos independientes, gobierno y autoridad electoral, se fraguaron, generando una atmósfera de incertidumbre y preocupación.
A estos dos hechos antecede el uso faccioso de las encuestas en los medios de comunicación. Nuevamente, el periódico Imagen de Zacatecas fue el depositario de diversos ejercicios demoscópicos, donde se retrataba una inminente victoria del partido en el gobierno, en todos los municipios o distritos donde se habrían levantado encuestas sobre preferencias electorales.
No fue sino hasta unas semanas antes de la elección cuando, en el diario El Sol de Zacatecas, el Laboratorio de Estadística y Matemáticas Aplicadas (LEMA) de la UAZ empujara resultados distintos a los que el periódico Imagen circulaba con reiterada antelación de victoria priísta.
Fue ahí cuando el candidato del PVEM en Zacatecas se mostró por primera vez por encima de las preferencias electorales en la capital, detonando con ello el nerviosismo del grupo gobernante. La propaganda política entonces comenzó a subir de tono, y rebasó el plano político para concentrarse en las descalificaciones personales.
Los medios oficiales mostraban una estrategia de desprestigio de todo aquel contrincante que se encontrara en vísperas de triunfar por encima de sus candidatos, y el nerviosismo se hizo presente. Volantes con propaganda homofóbica (esa misma que no detuvo la victoria de Miguel Alonso en 2010; y si no que le pregunten a su ex novia, según declaraba él mismo en aquellos años), publicidad anónima acusando a la oposición de ser la culpable de la inseguridad en el municipio de Jerez; y fotografías de boletas marcadas a favor del Partido del Trabajo en Trancoso, fueron algunos ejemplos de la crisis por la que atravesaba el proceso electoral.
Esa crisis aun no se resuelve. Retomando los números del PREP, en el municipio de Zacatecas, el candidato Carlos Peña podría ganar con apenas mil votos de diferencia, al candidato Xerardo Ramírez. El dato es menguadamente relevante, si lo comparamos con el número de votos con que gana el PRI la capital de Zacatecas: 17mil votos de 102,668 electores de la Lista Nominal. Apenas 16 por ciento de la población. ■
