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jueves, 28 marzo, 2024
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Protestas dejan cuatro muertos en Egipto; exigen renuncia de Mursi

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Por: REDACCIÓN •

El Cairo. Millones de egipcios repletaron el domingo las calles para exigir la dimisión del presidente Mohamed Mursi, en el primer aniversario de la toma de posesión del mandatario islamista.

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Agitando banderas del país y bajo el grito de «¡Fuera!», una multitud cercana a las 500 mil personas se reunió en la plaza Tahrir de El Cairo, en la mayor manifestación desde la sublevación ocurrida en 2011 que derrocó al predecesor de Mursi, Hosni Mubarak.

«¡El pueblo quiere la caída del régimen!», coreaban los manifestantes, esta vez no en contra de un anciano dictador sino en rechazo del primer líder egipcio en ser elegido democráticamente.

Si bien las principales manifestaciones fueron pacíficas, cuatro personas murieron en las ciudades de Assiut y Beni Suef, al sur de El Cairo. En tanto, el Ministerio de Salud dijo que cerca de 200 personas resultaron heridas en enfrentamientos en varias otras urbes de provincia.

Una fuente militar dijo que 14 millones de personas en esta nación de 84 millones participaron en las manifestaciones del domingo con temperaturas de 38 grados Celcius. No hay una manera independiente de verificar esta estimación, que parece inverosímil por lo alta, pero las fuerzas armadas utilizaron helicópteros para controlar a la multitud.

La sede nacional de los Hermanos Musulmanes, agrupación a la que pertence Mursi, también fue atacada por manifestantes que lanzaron cócteles molotov y realizaron disparos con escopetas.

La base de la agrupación está ubicada en un suburbio de El Cairo. La opositora coalición Frente Nacional de Salvación dijo que las masivas manifestaciones «confirman la caída del régimen de Mohamed Mursi y de los Hermanos Musulmanes» y pidieron a los manifestantes continuar ocupando las plazas de las principales ciudades hasta que Mursi deje el poder. Muchos manifestantes están molestos con los Hermanos Musulmanes por lo que califican como sus intentos por monopolizar el poder y gobernar bajo la ley islámica. Otros simplemente están frustrados por la crisis económica, profundizada por un estancamiento político.

Los líderes de la oposición -que agrupa a sectores seculares, liberales y de izquierda- se unieron a las marchas de protesta en El Cairo. Entre los líderes opositores está el ex jefe de la agencia nuclear de la ONU, Mohamed ElBaradei, y el candidato presidencial izquierdista Hamdeen Sabahi.

Un periodista dijo que cientos de miles de opositores al Gobierno marcharon por el puerto mediterráneo de Alejandría, la segunda ciudad de Egipto, y una fuente militar informó de protestas en al menos 20 ciudades de todo el país.

Essam El-Erian, un importante político de los Hermanos Musulmanes, calificó las protestas como un «intento de golpe de Estado».

En un comunicado publicado en la página web de la agrupación, El-Erian desafió a la oposición a poner a prueba a la opinión pública en las elecciones parlamentarias en lugar de «simplemente concentrar gente en manifestaciones violentas».

Legitimidad

Fuentes de seguridad dijeron que tres oficinas de la Hermanos Musulmanes fueron incendiadas por manifestantes en ciudades del Delta del Nilo, en los últimos actos de violencia tras más de una semana de incidentes que han dejado un saldo de cientos de heridos y varios muertos, entres ellos un estudiante estadounidense.

Más de 20 mil partidarios de Mursi también se congregaron en la capital, más específicamente en las afueras de una mezquita cercana al palacio presidencial. Entrevistado por un periódico británico, Mursi reiteró su determinación a superar lo que ve como un ataque antidemocrático a su Gobierno. Sin embargo, también se ofreció a revisar la nueva Constitución, de inspiración islamista.

Mursi hizo una ofrecimiento similar la semana pasada, pero la oposición ha calificado estas protestas como demasiado tardías y espera que Mursi renuncie ante la presión de los manifestantes callejeros.

Si bien muchos egipcios están molestos con Mursi por su manejo económico, muchos otros temen que el caos podría complicar aún más las cosas.

Mursi y los Hermanos Musulmanes podrían estar esperando que las protestas se esfumen como ha ocurrido con estallidos anteriores, pero si esto no sucede algún tipo de compromiso, posiblemente arbitrado por el Ejército, podría estar en la agenda.

Ambas partes han insistido en que no están detrás de los actos de violencia y acusan al otro sector, y también a agentes del antiguo régimen, de planificar los desmanes.

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