Las evaluaciones a las que son sometidas las instituciones de educación superior, aunque son impuestas por políticas educativas cuestionables en diversos aspectos, son necesarias para mejorar sus índices de calidad, afirmó Jaime Rogelio Calderón López Velarde, coordinador del Colegio de Investigación y Posgrado de la Universidad Pedagógica Nacional unidad 321 (UPN).
Cuando se habla del tema de la evaluación, dijo, siempre habrá resistencia y oposición, pero en el caso de las instituciones de educación superior “ésa es una cultura que en los últimos años se ha atendido y las comunidades académicas se convencen de que la evaluación es importante”.
El problema reside, desde su punto de vista, en que a muchos académicos no les gusta reconocer la existencia de problemas, debilidades y carencias en los procesos educativos, pero estos deben revisarse para mejorar los indicadores de calidad.
La consecuencia de que el resultado de las evaluaciones condicione el desempeño de los programas académicos al otorgamiento de recursos y financiamiento, es que ello genera competencia y rivalidad, pero también prácticas como maquillar datos u otras cosas, puesto que son procesos en los cuales no impera por completo la objetividad.
Sin embargo, Calderón López Velarde indicó la necesidad que las instituciones se convenzan a sí mismos que los procesos de evaluación son importantes porque sin ellas no hay mejoramiento ni elementos que permitan tomar mejores decisiones.
En el caso de la UPN, dijo que ese proceso de evaluación ha costado trabajo al interior porque implica entrar a las reglas del juego que imponen las políticas educativas, pero a partir de ello es posible que los programas sean acreditados y además obtener recursos económicos extraordinarios.
Después de ingresar a esos procesos, el académico expuso que ahora el reto para los programas de posgrado es cumplir con los indicadores que se exigen para ser reconocido por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), pero para ello debe haber una planta académica cuyo perfil tenga niveles de competitividad bastante elevados.
En el caso de la unidad 321, comentó que solamente se cuenta con un programa de doctorado y apenas inicia con la primera generación, por lo cual se pretende reunir los requisitos de manera paulatina.
Calderón López Velarde concluyó entonces que las instituciones educativas en el nivel superior deben integrarse a los procesos de evaluación a fin de acreditar sus programas y obtener recursos, aunque hay diferentes aspectos de las evaluaciones que son cuestionados con frecuencia.
