Dar visibilidad a la propuesta de presentar una iniciativa para la Ley de Víctimas, a nivel estatal -en Zacatecas (y otras entidades federativas), ha sido, a nivel local, un pequeño paso, logrado -parcialmente- gracias a la realización del primero y segundo Foro, y ahora con las tareas emprendidas por el grupo de trabajo ya constituido. Si bien, por tratarse de una coyuntura electoral, la recepción en la opinión pública, modulada por los medios de comunicación, y en la sociedad política, es diversa. Lo más relevante, es la esperanza de las víctimas, al salir del aislamiento.
Nos encontramos, después del Foro, opiniones sobre la apertura del Congreso estatal, por parte de dos legisladores, a nuestra propuesta. En cuanto a las campañas (entrando ya en su última fase), sólo tenemos conocimiento directo, hasta este momento de una candidata a diputada, por el Distrito 4, quien reivindica de manera explícita la necesidad de legislar a favor de las víctimas. Seguramente, debe haber otros candidatos, entre los aspirantes a la 61 Legislatura, que habrán incorporado este proyecto, en sus ofrecimientos de campaña. Con gusto los mencionaremos a todos y a todas. Del mismo modo, en que hicimos extensiva a los legisladores de todos los partidos políticos la invitación a acompañarnos al Foro. Siguiendo el principio de apartidismo, que desde “Zacatecanos por la Paz”, afirmamos enfática y continuamente. Esperamos en los próximos días, podamos dar a conocer, respuestas positivas, del mayor número posible de aspirantes al Congreso estatal, comprometiéndose a impulsar la(s) iniciativa(s), mientras validamos la nuestra -trabajándola- con las propias víctimas. Animen -a quienes conozcan- a ponerse en contacto con nosotros (vía el enlace, abajo).
Sin duda, nos falta un amplio trabajo de difusión, y de cabildeo, entre los candidatos y candidatas; con las propias autoridades estatales, y otros sectores, instituciones académicas, artistas, organizaciones de la sociedad civil, iglesias, etcétera. También, es preciso, ampliar y profundizar la percepción pública de los derechos que derivan de la Ley de Víctimas. Entre la ciudadanía -en general, y especialmente, entre las personas -o los sujetos colectivos- considerados víctimas directas o indirectas: quienes han experimentado, daños, vulneración de sus derechos, debido a la violencia que han sufrido, como consecuencia, ya sea del delito, o de la violación de sus derechos humanos por la actuación de funcionarios o fuerzas de seguridad pública. Es urgente, crear conciencia, para ello necesitamos del apoyo social voluntario, directamente activo, no reactivo, menos aún pasivo, y también, del apoyo institucional. Estudiándola y difundiéndola, todos y todas, como parte del patrimonio jurídico, al que se puede comenzar a recurrir, ejerciendo así los derechos conferidos por dicha Ley. Resultado, recordémoslo, de la convergencia -a nivel federal- de actores de la sociedad civil y la sociedad política, en la elaboración y aprobación de la misma, como dádole seguimiento al proceso de su implementación.
Puede parecer demasiado prolija la enumeración de lo mencionado arriba, no obstante, tenemos la impresión más bien contraria, son tantas las dificultades y resistencias encontradas a lo largo de estos meses, que más bien nos cuesta, atinar con las acciones y las formas de convencer razonablemente, respecto a la importancia de impulsar ésta ley a nivel local. Forma parte integral, desde nuestra perspectiva, de la construcción común de la paz con justicia y dignidad.
Es, también, fundamental explorar, colectivamente, coordinando (laxa y/o puntualmente), diferentes registros: poéticos -artísticos-, filosóficos, psicoanalíticos, pedagógicos, (en clave de democratizar la democracia), para dar cuenta (dar la palabra)… a esa experiencia que, como partes totales de esta sociedad que somos, vivimos, en un dolor/país iridizado por “áreas catastróficas”… despojadas de toda esa consistencia social a la que estábamos habituados; donde se ha perdido la fiabilidad, donde la dimensión de la alteridad está trastocada, donde el lazo social se desmorona… Esas zonas de catástrofe, cuya travesía padecen, especialmente aquellas víctimas –sus familiares y allegados- cuyo sufrimiento atroz y casi irrepresentable, columbramos en frases que nos comparten, mientras tratamos de dar sentido a… esa “geografía que nos es extraña, pero que es extraña también a aquel que la expone”.
“Se vive y a pesar de que se está viviendo, no cree uno que haya tanta injusticia.” (Testimonio de una víctima en Zacatecas, en el segundo Foro).
Justo, en ese lugar de “intensa proximidad”, al asumir -de algún modo- ese compromiso que salta a nuestro encuentro, en medio de la violencia y la heterogeneidad, sabiendo que es una experiencia que sólo podremos superarla – ayudando a salir de su posición de (re)victimización-, a quienes viven esa situación, si salimos a “buscarlos”. Apuntamos, así, a la dimensión “terapéutica”, una función que debemos asumir colectivamente, teniendo como mira, la consolidación de las redes sociales de apoyo a las víctimas; solidaridades imaginantes para reconstruir el tejido social. Evitando siempre caer… en el “fetichismo de la ley”. ■
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