En mi anterior entrega, dada mi experiencia sobre la problemática que enfrenta el campo mexicano y para lograr capitalizarlo de nueva cuenta, me permití dar a conocer algunas propuestas para ello, respondiendo de dicha manera a algunos de los “retos considerables” que nos dio a conocer el Lic. Enrique Martínez y Martínez, titular de la Sagarpa, los que nos participó a través del capítulo Sector Agroalimentario, incluido en el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 que hace algunos días fue dado a conocer al pueblo de México por el Lic. Enrique Peña Nieto, presidente de México.
Tomé tal determinación, en razón de que el titular de la Sagarpa omitió informarnos de qué manera la secretaría que tiene a su cargo resolvería los retos que enfrenta el campo mexicano, los que son muchos; y en segundo lugar, para que nuestros campesinos se enteren de que sí es posible reactivar el campo, pues sólo falta el diseño de políticas públicas idóneas que debe elaborar el titular de la Sagarpa, Enrique Martínez y Martínez, a quien le pedimos de la manera más atenta y respetuosa, se asesore de ingenieros Agrónomos en Economía Agrícola de la Universidad Autónoma de Chapingo, quienes de sobra conocen la problemática que enfrenta el campo mexicano y en esa virtud le diseñen políticas públicas correctas con la finalidad de resolver todos los retos que él nos precisó, y en ese sentido renazcan las esperanzas de nuestros campesinos de que no todo está perdido para ellos, apoyándonos en las palabras que recientemente nos dijo el Presidente de México en el Día de la Marina: “Sí se puede y sí podremos”.
Señor secretario; en nuestro país necesitamos diseñar políticas públicas correctas con la finalidad de salvar a nuestro Sector Agroalimentario; la crisis del sector rural en México la podríamos explicar, entre otros muchas causas fundamentales, por la persistencia de políticas gubernamentales imprevisibles, incorrectas, discontinuas y autoritarias.
La disminución de la productividad en nuestro país; la incapacidad de satisfacer las necesidades de nuestro mercado interno; la descapitalización de nuestros productores; la depauperación acelerada de los campesinos; el desempleo y la migración, son resultado no solamente del agotamiento de nuestro modelo de desarrollo, el que se encuentra centrado en una economía cerrada y una alta intervención gubernamental, sino también se debe al modelo económico instaurado en nuestro país a partir de 1982, fecha en que dio inicio el proceso de apertura y privatización en nuestra economía, el cual ha producido millones de pobres.
C. Secretario; la agricultura es por naturaleza una actividad regida por la incertidumbre del clima, es por ello que ésta sea protegida de manera integral y no parcial como hasta ahora lo es; jamás debe ser a través del Seguro Catastrófico o Fapracc, como tampoco a través de la mercantilista Agroasemex hoy Reaseguradora y otras compañías que operan en nuestro país, sino a través de una nueva Aseguradora Nacional Agropecuaria que la proteja al cien por ciento, en razón de que ésta, la agricultura, tiene un carácter intrínsicamente incierto, es por esta realidad que no ha sido accidental que a lo largo de la historia de la economía agrícola, los agricultores y los gobiernos hayan orientado sus esfuerzos a reducir dicha incertidumbre y a prever y compensar, en su caso, las pérdidas que las contingencias climatológicas han provocado a la actividad agrícola; sin embargo esta consideración en nuestro país ha sido sistemáticamente desconocida o en su caso olvidada por nuestros formuladores de políticas públicas para el campo, razón por la cual éstas han sido, hasta el día de hoy, un factor más de incertidumbre que enfrentan los sujetos de la cadena agroalimentaria.
El hecho de que el campo mexicano aún subsista, se debe a la enorme capacidad de los sistemas campesinos de producción que poseen, así como por el desarrollo de una vasta gama de estrategias campesinas de sobrevivencia; situación que debemos de aplaudir; continuemos con los retos:
Reto (Vl).- “Es necesario propiciar la existencia de un Marco Institucional adecuado a los requerimientos del sector”.
Señor presidente Enrique Peña Nieto; mientras que Gobierno federal continúe sin entender que el tiro de gracia que se le dio al campo mexicano, entre otras causas, fue la derogación de la Ley Federal de Reforma Agraria; la Ley General de Crédito Rural; la Ley del Seguro Agropecuario y de Vida Campesino; la Contrarreforma al artículo 27 Constitucional y el Modelo Económico aplicado en nuestro país a partir de 1982, y en ese orden de ideas no se diseñe un nuevo Marco Jurídico Institucional, acorde a las necesidades reales del campo y de nuestros campesinos, como el que se tenía antes de haberse perpetrado semejante crimen, en ese orden de ideas el campo mexicano jamás será rentable, productivo, justo y sustentable como usted lo desea.
Por lo que de no modificarse de manera inmediata este rumbo, continuaremos siendo dependientes del extranjero en productos básicos, en razón de que las leyes que sustituyeron a las ya desaparecidas, sólo han servido para generar más pobreza en nuestro medio rural, al haber desaparecido el crédito institucional para el campo, dada la política elitista de la Financiera Rural, así como la asistencia técnica gratuita que ahora les cuesta a los productores y por último, la seguridad agropecuaria, en razón de que ya nadie quiere asegurar sus proyectos productivos por culpa de las agresivas condiciones de Aseguramiento de Agroasemex y otras compañías; ojalá se tomen en cuanta nuestras consideraciones. ■
